Mientras en el paddock del Gran Premio de Canadá de Fórmula 1 las conversaciones giraban en torno al rendimiento de Alpine, con Franco Colapinto llegando 13º y Pierre Gasly dos puestos más atrás, en París se ecendió la mecha de una noticia que puede cambiar todo: Luca De Meo, el arquitecto de la reinvención de Renault y el principal responsable del renacimiento de Alpine como marca deportiva, anunció su renuncia como CEO del grupo a partir del 15 de julio de 2025.
“Dirigir el Grupo Renault ha sido un privilegio… pero es hora de vivir nuevas aventuras”, declaró el ejecutivo italiano con tono casi de despedida emocional, como quien deja su escudería en plena vuelta de honor…. Pero en el mundo de la Fórmula 1, los cambios en la cima de una empresa no son gestos románticos: son terremotos. Y cuando tiembla la base que sostenía la escalera de Franco Colapinto hacia una estabilidad en F.1, todo se vuelve incierto.
El hombre que apostó por Alpine F1 y por Colapinto
La influencia de Luca De Meo en la política deportiva de Renault no fue marginal: fue él quien eliminó la histórica denominación Renault Sport para darle forma a un nuevo relato, donde Alpine no solo sería una marca boutique, sino el emblema deportivo de todo el grupo. En ese marco, hasta decidió cerrar el departamento de motores de F.1 -que costaba 250 millones de euros anuales- y firmó con Mercedes AMG para recibir unidades de potencia a partir de 2026.
También fue De Meo quien trajo de regreso a Flavio Briatore, un viejo zorro del paddock que volvió con el traje de asesor ejecutivo… y rápidamente se convirtió en el factótum del equipo tras la salida de Otmar Szafnauer y luego del breve interinato de Oliver Oakes.
Fue con el aval de De Meo que Briatore fichó a Colapinto para ser piloto de reserva y luego titular en reemplazo de Jack Doohan. La movida tenía sentido: un argentino con apoyo popular, joven, veloz, mediático. De Meo, visionario de las marcas, veía en Colapinto algo más que un piloto: un símbolo exportable.
Briatore dice que no cambia nada...
Consultado por Reuters luego del GP de Canadá, Briatore lanzó una frase seca, como acostumbra: “¿Qué cambia para mí o para el equipo? Nada. Absolutamente nada”. Pero en Fórmula 1, cuando alguien insiste tanto en que nada cambia, es porque algo puede cambiar mucho.
Aunque el italiano de 75 años diga que su posición no se ve afectada, no hay que olvidar que su retorno fue una jugada de De Meo. Si el nuevo CEO que asuma el mando en julio tiene otra visión -menos arriesgada, más conservadora, o simplemente más interesada en resultados económicos que en aventuras deportivas- el futuro de Alpine F.1 podría virar radicalmente.
¿Y si al nuevo jefe no le interesa la F1?
Recordemos: Alpine está última entre los diez equipos. No hay resultados, no hay títulos cerca, y el equipo depende de una inversión constante. Aunque tiene accionistas de alto perfil (como Ryan Reynolds o Patrick Mahomes), la viabilidad a largo plazo depende de las decisiones del Grupo Renault.
La pregunta incómoda es inevitable: ¿qué pasará si el nuevo CEO no considera que la F1 es rentable? ¿Y si decide cortar el proyecto, vender el equipo o reducir su presencia a un socio técnico menor? Esa posibilidad, que hace un año era remota, hoy empieza a deslizarse por los pasillos de Enstone como un viento helado.
Gasly también quedó en offside
“Fue él quien me trajo. Es alguien muy inspirador”, dijo Pierre Gasly sobre De Meo, apenas conoció la noticia. Su reacción fue sincera, incluso vulnerable: quiere saber qué va a pasar, necesita entender cómo este cambio impactará en su carrera.
“Obviamente necesito reunirme con la dirección y comprender mejor qué significa esto para el equipo, pero al final, todos tenemos nuestro trabajo, todos tenemos nuestro rol, y todos debemos concentrarnos en lo que tenemos que hacer y hacerlo lo mejor posible”, agregó Gasly en Motorsport.
Colapinto, por su parte, no dijo nada públicamente. Pero dentro del paddock muchos saben que su lugar en Alpine también está ligado a la voluntad política de De Meo. Sin esa protección, cualquier error, cualquier baja de rendimiento o incluso cualquier otra apuesta de marketing (otro piloto joven, otro país con más sponsors) puede cambiar las reglas de juego. Es duro decirlo, pero esto en la F.1 es moneda corriente…
Franco Colapinto y un Limbo llamado Alpine
Foto: @AlpineF1Team.
En menos de dos años, Alpine cambió de nombre, cerró su fábrica de motores, perdió a su CEO y quemó varios jefes de equipo. Ahora, navega a la deriva, esperando a un nuevo capitán. ¿Será un entusiasta del deporte como De Meo? ¿O un tecnócrata que mida la F.1 solo en líneas rojas y verdes de Excel?
Para Colapinto, este contexto es de máxima atención. Su programa deportivo depende de una estructura que aún no definió si tendrá futuro. Cada vez que se suba al auto, no solo se juega una buena vuelta o una carrera decente. Se juega ser parte de un equipo que podría no existir como lo conocemos.
Test Renault Arkana esprit Alpine
Fuente: Automundo
