“¿Qué rumores?” La respuesta seca, cortante como un flat spot en una vuelta rápida, cayó como un mazazo en plena entrevista con La Voz del Interior. Flavio Briatore, el hombre que rige los destinos del turbulento equipo Alpine de Fórmula 1, no entiende -o no quiere entender- por qué desde parte de la prensa argentina se insiste con que Franco Colapinto podría estar en la cuerda floja. El italiano no esquivó el bulto. Más bien, embistió con la misma vehemencia con la que solía entrarle a los contratos de Fernando Alonso en sus años mozos.
“No creo que haya ningún rumor. El equipo está bien con Franco y punto. Franco es parte del equipo, no sé de qué rumores hablan”, disparó Briatore ante la insinuación de que el joven argentino podría ser reemplazado por Paul Aron, como circula en ciertos portales.
Una defensa sin vueltas
Foto: Mark Thompson/Getty Images/Red Bull Content Pool.
Briatore está de regreso. Y no sólo en el pitwall. También como guardián de un proyecto que se tambalea más por dentro que por fuera. En ese contexto, su rol se convirtió en mucho más que el de un asesor o un gestor de nombres: es el hombre que puso a Colapinto en el universo del team francés. Y ahora, en plena ebullición de rumores, activó el modo bulldog. Sin filtros, sin diplomacia. Estilo Briatore.
“El problema es que la prensa publica mucha basura. La culpa es de ustedes, no de nosotros. Todas estas cosas vienen de Argentina y de la gente de allí. Se tendrían que culpar a ustedes mismos”, dijo, apuntando con nombre y apellido invisible a quienes alimentan la maquinaria de incertidumbre.
Cuando Matías Russo, el periodista de La Voz, intentó explicar que justamente por eso le hacían la consulta, Briatore contraatacó: “No tienen que preguntarme porque son ustedes los que ponen tanta mierda, de que Franco esto y lo otro; esto depende de ustedes. De hecho, si siguen así, no es bueno para Franco tampoco. Tienen que apoyar a Franco, no presionarlo, si son profesionales y lo quieren cuidar”.
El fuego cruzado entre redes y la prensa
En un ecosistema tan hiperconectado como frágil, las redes sociales y los medios tradicionales arman y desarman futuros con la velocidad de una vuelta en Mónaco. Y Flavio lo sabe.
“Las redes sociales están llenas de idiotas”, espetó sin anestesia. “Pero ustedes, que tienen un piloto de Fórmula 1, tienen que proteger a su piloto porque es un chico joven, porque está en un equipo, no es fácil al principio, no es fácil para nadie y, poco a poco, empieza a creer en el coche, empieza a tener más confianza en el auto”.
La defensa no es liviana. Revela un respaldo real del equipo al piloto argentino. “Los ingenieros están muy contentos”, explicó Briatore. “Pasaron mucho tiempo en Inglaterra con muchísimas horas en el simulador, cambiamos el asiento, cambiamos los pedales de freno, cambiamos mucho y hoy, finalmente, tenemos los resultados”.
Ni fecha, ni límite, ni ultimatum
Foto: Prensa Pirelli/Sam Bagnall/Sutton Images.
Ante la pregunta de si existe una fecha límite para evaluar la continuidad de Franco, la respuesta de Briatore fue más un grito de guerra que una aclaración: “Ya les dije que la fecha límite es para ustedes. Necesitamos apoyar a Franco, es un chico joven, es un buen recurso para el deporte argentino, está andando bien, necesitamos apoyarlo y en Argentina tienen que apoyarlo también, olvídense de los rumores. Si hay rumores, pregúntenme a mí”. Sin embargo, fue el propio equipo Alpine que, cuando lo anunció a Colapinto como el sustituto de Jack Doohan, afirmó que luego del Gran Premio de Austria (29/6) se definiría el futuro del argentino…
En una Fórmula 1 hipercompetitiva donde los asientos se cuentan con los dedos y los contratos se rompen con emails, tener a un piloto argentino no debería ser objeto de sospecha, sino de orgullo. Pero la cultura deportiva local tiene ese gen autofágico que transforma el escepticismo en noticia y la duda en trending topic.
Colapinto no lo tiene fácil. Pero el apoyo de Briatore no es menor. Es un respaldo que muchos darían lo que fuera por tener. El problema no está en Enstone. El problema está en casa.
Fuente: Automundo
