mié 09 de octubre de 2024

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Test drive

Manejamos el nuevo Citroën C4 Cactus

Una opción diferente que recupera la esencia de la marca.

Manejamos el nuevo Citroën C4 Cactus

Les voy a ser sincero: desde que se presentó en Europa en 2013 y lo vimos en el Salón de Ginebra al año siguiente, estaba esperando ansioso poder manejar al C4 Cactus. Tengo un cariño especial por esa época donde Citroën nos brindó vehículos simples como el 3CV, (y su primo aventurero, el Mehari) y me pareció ver en el Cactus un intento claro por volver a ese concepto. Por suerte, Citroën Argentina nos propuso un evento de lanzamiento inusual y gratificante, dejándonos manejar a su último lanzamiento por más de 500 Km., atravesando los paisajes más extraños, diferentes y atractivos que tiene nuestro país. ¿La elección fue una coincidencia? Claro que no.

Comenzamos nuestro recorrido en San Juan, precisamente en el Parque Provincial de Ischigualasto, (mejor conocido como el Valle de la Luna) para luego continuar al otro día en la provincia de La Rioja, visitando el imponente Parque Nacional Talampaya. En esos paisajes lunares y marcianos, el Citroën C4 Cactus parecía un vehículo de exploración espacial, traído desde tierras muy lejanas.

Parte del asunto es cierto. El Cactus llega a nuestro país importado desde España, donde se fabrica en la planta que tiene la marca en Madrid. Por el momento lo hace en una única versión, que es una de las más completas que se comercializan en el Viejo Continente.

El Citroën C4 Cactus llega a la Argentina con un inédito motor tricilíndrico de 1.2L turbo de la familia PureTech, con 110 CV. y 205 Nm. de torque a partir de las 1.500 rpm. Este pequeñín está acoplado a una caja automática de 6 cambios que ya pudimos ver en otros productos del Grupo PSA.

Diseño

No se parece a ningún Citroën. No se parece a ningún vehículo actual. La marca lo comunica bajo el hastag #BeDifferent (#SéDiferente) y no se equivoca, al C4 Cactus la gente lo podrá ver lindo o feo, pero todos coinciden en que es distinto. Líneas redondeadas, grupo óptico dividido, pilar C bien robusto, parantes en tonalidad oscura, llantas de 17” con un diseño particular y un elemento que lo hace inconfundible en su exterior, los llamativos Airbumps, unas burbujas de goma (precisamente de poliuretano termoplástico) que protegen zonas vitales de la carrocería ante las torpezas cotidianas en los estacionamientos. Los mismos están integrados a los laterales y los paragolpes, (estos últimos sin aire) estando disponibles en cuatro colores (negro, gris, blanco y chocolate), pudiendo asociarse con los 7 colores de carrocería.

la gente lo podrá ver lindo o feo, pero todos coinciden en que es distinto

Los colores tampoco son para pasar desapercibidos; más allá de las opciones en gris, negro y blanco, tenemos para elegir rojo, violeta, azul claro y un estridente amarillo. Sentimos que falta un color, el cual quizás cuente con la desventaja de ser el menos popular entre los argentinos, pero -ya que estamos- a este auto con este nombre no le vendría mal también una opción en verde.

Interior y Equipamiento

Si por afuera el Citroën C4 Cactus impacta, por dentro redobla la apuesta. Para empezar tenemos un tablero de instrumentos inusual, con una pantalla digital atrás del volante a la que hay que criticarle la ausencia de un parasol, por lo que si recibe la luz del astro rey quedará completamente inútil por el reflejo. Esta pantalla, que puede parecer simpática en un principio, se torna la peor enemiga de los tradicionalistas al no contar con un tacómetro ni con un medidor de temperatura. No pedimos que tenga agujas, simplemente que nos muestre a cuántas revoluciones está viajando el motor en ruta. Definitivamente el público para el que vá dirigido este auto no se preocupa mucho por estos temas, y eso es algo que a los periodistas a veces nos cuesta asimilar.

la pantalla atrás del volante es la peor enemiga de los tradicionalistas

La pantalla que realmente funciona bien es la que está en el medio de la consola de forma flotante, integrando en sus 7” las funciones de navegación, cámara de retroceso, climatización y multimedia, aunque sin función mirror screen.

Del lado del acompañante tenemos una guantera de apertura superior que la marca denomina “Top Box”, que permite un buen espacio para las piernas. Pero si la guantera se abre para arriba, ¿de dónde sale el airbag? Del techo. Por suerte ninguna de las 30 unidades de prueba hizo uso de este sistema, pero llegado el caso, el airbag del acompañante se despliega desde el techo, una solución que permite ahorrar mucho espacio al frente. Algo que nos llamó la atención, es que nuestra unidad de prueba de color rojo no tenía la misma terminación en la guantera que otras unidades, esto es porque Citroën, para poder traer todas esas opciones de colores, tuvo que resignar que en los C4 Cactus rojo y azul claro el interior sea un poco distinto: la guantera es más simple y los asientos delanteros no cuentan con revistero.

La habitabilidad de este crossover (que juega en el terreno de los SUV compactos) es sorprendente. 4 adultos entran bien cómodos, y las butacas de las plazas delanteras son absurdamente amplias. Literalmente es como estar en un sofá de lujo (además de anchas, son calefaccionadas) aunque les debo criticar la falta de sujeción lateral. Atrás tenemos una butaca que se reclina en 2/3, (desde la que podemos acceder al baúl de 358 L.) con 3 plazas y sus respectivos cinturones de 3 puntos, apoyacabezas y anclajes ISOFIX.

La desventaja de sentarte atrás es que no vas a poder sentir el viento. Los vidrios de la plazas traseras no se pueden bajar, contando solamente con un ventilete trasero que enamorará a los nostálgicos, pero que dejará a más de uno preguntándose cómo puede ser que un auto con butacas delanteras calefaccionadas (algo propio de un segmento superior) y funciones tan cool como los sapitos integrados a los limpiaparabrisas, al mismo tiempo no tenga ni manijas para agarrarse, ni levantavidrios atrás, y ni siquiera ofrezca la función one touch para los delanteros. Así de contradictorio es el Cactus, por momentos te encanta y por otros te pincha.

Mecánica y Seguridad

En esta sección está el plato fuerte del Citroën C4 Cactus. Bajo su capó se esconde lo más moderno del Grupo PSA, un verdadero referente del downsizing, que con apenas 1.2L y un turbo nos demostró que la cilindrada a veces no importa. Es cierto que estamos manejando un auto muy liviano, de apenas 1.050 Kg., pero con equipaje y 3 personas a bordo, pudimos disfrutar de una elasticidad en ruta propia de un motor mucho más grande. La entrega de torque comienza bien abajo (lo veríamos graficado en el cuentavueltas, si lo tuviera) y se mantiene constante, muy bien gestionado por la caja automática de 6 cambios del proveedor japonés AISIN.

pudimos disfrutar de una elasticidad en ruta propia de un motor mucho más grande

En materia de seguridad también tenemos puntos altos: la versión que llega a nuestro país cuenta con 6 airbags, control de estabilidad (ESP), asistencia de arranque en pendiente y anclajes ISOFIX.

Al volante

Para los que no tengan gusto por los autos (aunque no lo creas, hay mucha gente así con coche propio) les puede parecer que el 1.2 L es un motor ruidoso. Esto se debe a su naturaleza de 3 cilindros, aunque yo prefiero pensar que es un ronroneo, como si bajo el capó en realidad sonara la mitad de un V6. Lo cierto es que el motor es rumoroso sólo al acelerar, luego en ruta no hay problema al respecto también en parte gracias a la buena insonorización del habitáculo.

Como ya te dijimos, es un vehículo que se muestra ágil y elástico, pero con respecto al consumo vamos a esperar a tener al vehículo en nuestro garaje para hacerle una prueba más exhaustiva. Por lo pronto pudimos medir a 120 Km/h una cifra de 5.7 L/100 Km, que se eleva a 7.3 L/100 Km. cuando viajamos a 130 Km/h.

En materia de suspensión el andar es, como buen Citroën, confortable. Pudimos manejarlo en varios kilómetros de ruta pero también adentrándonos en los intrincados caminos de tierra que nos llevan al fantástico Valle de la Luna, donde el vehículo se mostró bien firme. Más allá de su despeje y configuración blanda, no presentó grandes inclinaciones al momento de las curvas, aunque algunas de las imperfecciones llegaban al habitáculo, producto también de las llantas de gran diámetro (al respecto, vale aclarar que el auxilio es de uso temporario y de 15”, aunque en el espacio bajo el baúl entra la de 17”).

Conclusiones

Citroën vuelve a las raíces que la hicieron famosa en el mundo con un vehículo que rescata su esencia de originalidad y confort. Estas apuestas en materia de diseño no están pensadas para agradarles a todo el mundo y justamente celebramos eso, el riesgo de ser diferente.

El Citroën C4 Cactus cuenta con un conjunto mecánico sorprendente, un completo equipamiento de seguridad y un diseño para no pasar desapercibido, aunque a diferencia de sus antecesores de los años 60, no se postula como la opción más accesible del mercado. Con un precio de preventa que lo ubica en el segmento alto de las SUV compactas, este vehículo no está pensado para ser la opción racional, ni para comprarlo desde la ficha técnica; es exótico, contradictorio, vistoso, con mucho jugo por dentro y también algunas espinas. Como un buen Cactus.

 

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