
La Fórmula 1 es un deporte despiadado. No hay lugar para la sentimentalidad ni la paciencia, y Red Bull lo demuestra una vez más con su última jugada maestra: Yuki Tsunoda reemplazará a Liam Lawson en el equipo principal a partir del Gran Premio de Japón, mientras que el neozelandés tomará su lugar en Racing Bulls. Un enroque que parece más una maniobra desesperada que una apuesta estratégica. Pero, ¿realmente lo es?
RED BULL, EL CIRCO DE LOS LEONES HAMBRIENTOS
Foto: Jasmine Chang / Red Bull Content Pool.
Si has seguido la trayectoria de Red Bull en la F.1, sabrás que su escuela de pilotos no es precisamente un jardín de infancia. Aquí, o sobrevivís a la jauría o terminas exiliado en un equipo de media tabla. Lawson lo aprendió por las malas luego de apenas dos carreras en la temporada 2025. Su trabajo como compañero de Max Verstappen fue un calvario y los números no tardaron en condenarlo. El mensaje de Christian Horner fue claro: “Es una decisión puramente deportiva”. Traducido: “No tenemos tiempo para esperar a que mejores”.
Mientras Lawson hace las valijas para ir a Racing Bulls, Tsunoda desembarca en el equipo grande con una oportunidad que parecía imposible hace apenas unos meses. Honda, su eterno padrino en la F.1, dejará Red Bull en 2026 para asociarse con Aston Martin. El japonés, que siempre fue visto como un protegido del gigante nipón, parecía destinado al olvido; pero en este deporte, la redención puede llegar en el momento menos esperado.
EL ASCENSO DE TSUNODA: DEL CAOS A LA MADUREZ
Cuando Tsunoda aterrizó en la F.1 en 2021, muchos lo comparaban con un kamikaze: agresivo, rápido, pero impredecible. Sus primeras temporadas fueron un torbellino de gritos por radio, accidentes y destellos de talento. Red Bull lo mantuvo a flote en Racing Bulls (ex AlphaTauri) más tiempo del habitual, pero nunca le dio la llave del equipo principal. Hasta ahora.
En 2025, algo cambió. Tsunoda arrancó el año con una solidez que pocos esperaban. Sin los errores de antaño, sin los berrinches, con una constancia que lo puso en el radar de los jefes de Red Bull. Mientras Lawson se hundía en el RB21, el japonés demostraba que estaba listo; y cuando Red Bull necesitó un salvavidas, no dudaron en llamarlo.
LA MALDICIÓN DEL SEGUNDO ASIENTO DE RED BULL
Foto: Mark Thompson/Getty Images/Red Bull Content Pool.
Desde que Daniel Ricciardo dejó el equipo en 2018, el asiento junto a Verstappen ha sido un puesto maldito. Pierre Gasly, Alex Albon y ahora Lawson han pasado por la trituradora sin éxito. Ni siquiera Sergio Pérez, que tuvo momentos de gloria, logró convencer a la cúpula. Tsunoda llega con la esperanza de cambiar la historia, pero ¿tendrá mejor suerte?
El problema no es solo el coche o la presión. Compartir equipo con Verstappen es como jugar al tenis contra Novak Djokovic en su mejor momento. Si Tsunoda no encuentra una forma de destacar rápidamente, el banquillo de Red Bull volverá a girar antes de que puedas decir “Helmut Marko”.
LAWSON: UN NUEVO GASLY O UN NUEVO DE VRIES?
Para Liam Lawson, esta “degradación” a Racing Bulls puede ser tanto una oportunidad como una sentencia de muerte. Gasly y Albon encontraron su redención en otros equipos después de caer en desgracia con Red Bull, pero otros, como Nyck de Vries, nunca se recuperaron del golpe.
A su favor, Lawson tiene juventud y talento, que ya demostró en su fugaz paso por la F.1 en 2023. En su contra, la historia de Red Bull: pocos pilotos han sobrevivido a una segunda oportunidad en el programa de desarrollo. Si no brilla con Racing Bulls, su futuro en la categoría podría desvanecerse antes de lo esperado.
Red Bull ha vuelto a hacer lo que mejor sabe: mover fichas sin pestañear, sin sentimentalismos. Tsunoda tiene su gran chance, pero el margen de error es mínimo. Lawson, por su parte, deberá reconstruirse desde las cenizas. En este tablero de ajedrez donde Helmut Marko juega con la sangre fría de un gran maestro, solo el tiempo dirá quién fue la pieza correcta y quién solo un peón sacrificado.
Fuente: Automundo

