Dicen los que saben (supongamos) que existe un nervio que une el esfínter con el pie derecho logrando que cuando se siente miedo, se desacelere, pero la práctica demuestra que ese mismo vínculo podría estar atrofiado en algunas personas, y el caso es el de este Pagani Huayra Pearl que ya fue chocado no solo una, sino dos veces.
Un Pagani, dos choques
La primera vez que esta pieza personalizada sufrió de los abusos de su dueño fue en 2016 cuando su parte trasera hizo comunión con partes de la ciudad de Paris. El revuelo de piezas requirió que la propia Pagani restaurara al hipereportivo italo-argentino.
El encuentro del segundo tipo que tuvo este mismo Huayra fue hace pocos días atrás y sus secuelas están documentados en video. Al parecer, esta vez no fue la ciudad lo que impactó contra el bólido, sino un Cayman GT4 con el que se encontraba corriendo “carreritas” en Arabia Saudita.
Lo primero y más importante, es que no hubo heridos físicos (el orgullo del conductor debería de estar dañado gravemente) pero el Pagani sufrió profundas lastimaduras en su parte frontal.
Viendo el lado positivo, si ya le pusieron una zaga casi enteramente nueva, una vez reparado el reciente daño sería prácticamente un Huayra 0km. ¿Se notará en la fibra de carbono si tuvo un choque, estilo carrocería torcida?
