dom 22 de diciembre de 2024

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Autos clásicos

Benz Landauer, el primer "colectivo" con motor de combustión

Repasamos el inicio de la historia del coche alemán que revolucionó la movilidad a nivel mundial.

Benz Landauer, el primer "colectivo" con motor de combustión

Al poco tiempo de la aparición del primer auto del mundo (1886), surgió una novedad que resultó clave en el transporte de las personas: el vehículo de pasajeros con motor de combustión.

Creado en 1895 por el fabricante Benz & Cie. (hoy Mercedes-Benz), el coche denominado Benz Landauer se destacaba del resto de los bólidos que existían en aquel momento, ya que tenía una capacidad para ocho individuos. Claro que a hoy esto resulta insignificante, teniendo en cuenta que es apenas el 8% de lo que puede albergar el moderno colectivo articulado de la compañía alemana.

La idea de crear esta máquina dedicada a la movilidad de pasajeros provino del encargo hecho por parte de la empresa Netphener Omnibus-Gesellschaft, que en menos de cuatro meses ya estaba operando el vehículo en la ruta Siegen-Netphen-Deuz.

Al ser todo un éxito, la compañía ordenó un segundo coche, que Benz & Cie. entregó a los 90 días. Ambas unidades estaban accionadas por un motor horizontal de un cilindro, ubicado en la parte trasera, con un volante de inercia y una cilindrada de 2.9 L. Dicho impulsor equipaba una válvula de admisión automática y una de escape controlada, lo que permitía que ofreciera una potencia de 5 CV. Además de contar con un enfriamiento por evaporación, la máquina tenía en el sistema de arranque un encendido de alto voltaje, alimentado por batería.

Además de su gran espacio interior, el primer coche de pasajeros del mundo tenía un techo de celosía para el equipaje, numeración en los asientos y rueda de repuesto. En el caso del segundo, se le agregó un timbre como señal.

Debido al éxito que tuvo Netphener Omnibus-Gesellschaft otras empresas ingresaron al negocio, siempre ordenándole unidades a Benz.​

Más allá de los buenos resultados, al llegar el invierno hubo que parar las operaciones debido a las altas exigencias que los caminos, resbaladizos, imponían a los vehículos. Esta nueva dificultad no hizo más que favorecer a la evolución de la industria, ya que sirvió para que los fabricantes hicieran mejoras para contrarrestarla. 

Poco a poco, los coches de transporte de pasajeros fueron relegando a los vehículos tirados por caballos y a las unidades de vapor.

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