dom 22 de diciembre de 2024

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Tecnología

¿Qué tiene que ver Ford con el primer viaje del humano a la Luna?

La historia comienza con Philco, fundada en 1892.

¿Qué tiene que ver Ford con el primer viaje del humano a la Luna?

Hace 50 años, gran parte del mundo estuvo sentado frente a un televisor para ver algo histórico: la llegada del primer hombre a la Luna. Una vez que Neil Armstrong descendió de la nave del Apollo 11, las personas celebraron este hito como todo un triunfo.

Ok, este momento fue algo fuera de serie, sobre todo para la época, pero, ¿qué tiene que ver esto con el mundo de los autos? Por extraño que parezca, Ford Motor Company tuvo una gran influencia en esa misión. Todo el equipo que hizo posible la misión -incluyendo la transmisión de voz de vuelta a Houston y a las transmisiones de radio y televisión- fue posible gracias al desempeño del fabricante de automóviles en la construcción y mantenimiento del Centro de Control de la Misión de la NASA en Houston, Texas.

Esta historia de cómo Ford formó parte de la llegada del hombre en la Luna, tiene un gran antecedente. Todo comienza con Philco, fundada en 1892 para producir lámparas de arco de carbón antes de pasar a la producción de baterías, radio y televisión. En 1953, los ingenieros de esta empresa inventaron el transistor de barrera de superficie, el primer transistor de alta frecuencia que permitió el desarrollo de computadoras de alta velocidad. El esfuerzo de Philco por perfeccionar el transistor llevó a trabajar con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y la NASA, pero en 1960 las dificultades financieras obligaron a la compañía a buscar un comprador externo.

En el deseo de expandir su oferta de productos más allá de la industria automotriz, Ford estaba intrigada por el acceso a nuevas e innovadoras tecnologías diseñadas por Philco, así que compró la compañía en 1961 y Ford transfirió su División Aeronutrónica a una nueva entidad llamada Philco-Ford.

Dos años después de la adquisición, la compañía se enfrentó con gigantes de la tecnología como IBM, RCA y AT&T en un intento por implementar el Centro de Control de Misiones en el nuevo Centro Espacial Tripulado de Houston. Sin importar que Philco-Ford fue considerado un participante secundario en el proceso, finalmente se le otorgó el papel de contratista principal.

Dentro de las responsabilidades de Philco-Ford había una gran lista, abarcando el diseño de sistemas de hardware y software para resolver problemas que nunca antes se habían experimentado, además de la fabricación, instalación, puesta en marcha y pruebas del centro de control, incluyendo datos y enlaces de control a los sitios de seguimiento remoto de la NASA.

Esencialmente, lo que la NASA necesitaba sobre el terreno para asegurar un aterrizaje en la luna en la década de 1960 era una importante capacidad de toma de decisiones asistida por computadora que nadie tenía cuando Philco-Ford logró el contrato. El Centro de Control de Misión se completó en unos 24 meses justo a tiempo para llevar a cabo la misión Géminis 3 en marzo de 1965- y estaba en pleno funcionamiento unos meses después, cuando todas las operaciones de control de la misión se trasladaron del Cabo Kennedy al Centro Espacial Tripulado de Houston.

Además de diseñar y construir el centro de control, Philco-Ford se encargó de proporcionar personal de apoyo técnico y de ingeniería durante la construcción y las operaciones en curso. Para cada misión, los diseños del sistema se actualizaron, algunos de los cuales requirieron hasta dos millones de cambios en el cableado.

El viaje a la Luna

Mientras que Philco-Ford estuvo implicado en todas las misiones Apolo, dos destacan por su complejidad. La misión Apolo 8 incluyó la primera nave espacial en orbitar la Luna y regresar a la Tierra. Esta misión supuso serios desafíos para el personal y el equipo del Centro de Control de Misión porque las señales y los datos se perderían a medida que la nave se situase detrás de la Luna durante la órbita lunar.

Había reservas sobre cómo se volvería a captar la señal, pero el equipo funcionó perfectamente e incluso permitió a los astronautas realizar varias transmisiones desde el espacio, incluyendo un mensaje de paz en la víspera de Navidad de 1968. En julio de 1969, todo el mundo estaba pendiente del Apolo 11. El trabajo de Philco-Ford y del personal de Control de la Misión fue aún más complejo debido a la naturaleza sin precedentes de la misión. Mientras el mundo aguantaba la respiración el 20 de julio, el descenso a la superficie lunar era transmitido por todo el mundo.

La vida después del “Gran Salto”

El papel de Philco-Ford con el Control de Misiones continuó a medida que las misiones Apolo dieron paso al Skylab, Apolo-Soyuz y eventualmente al Trasbordador Espacial. Renombrada Ford Aerospace and Communications Corporation en 1976, la compañía también comenzó a proporcionar servicios adicionales en comunicación satelital, incluyendo sistemas de información de alta velocidad con satélites de comunicación y ambientales. A principios de la década de 1980, Ford Aerospace había construido más de la mitad de los satélites de comunicaciones en órbita.

En 1990, Ford Motor Company salió del sector aeroespacial cuando Ford Aerospace fue vendida a Loral Corporation, pero el mismo espíritu de curiosidad e innovación que impulsó sus esfuerzos aeroespaciales sigue vivo hoy en día.

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