dom 22 de diciembre de 2024

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Industria

Litio, ¿la oportunidad argentina?

Con grandes reservas en el noroeste, es momento de aprovechar la demanda global del litio.

Litio, ¿la oportunidad argentina?

Algunos dicen que falta, otros que es inminente. Hablamos claro del advenimiento masivo de los autos 100% eléctricos al mercado, una de las cosas que nos depara el futuro de la industria.

Hoy por hoy, la realidad es ambigua. Por un lado, es cierto que la comercialización de estos vehículos crece a pasos agigantados, y casi ninguna marca queda afuera del desarrollo de tecnoogía de este estilo. Sin embargo, apenas dos millones de los miles de millones de vehículos existentes en el mundo, un número que se aleja de las visiones más optimistas.

Según Bloomberg, para 2040, el 54% de todas las ventas de autos nuevos serán vehículos eléctricos. Una de las cosas que pocos observan, es el necesario desplazamiento de la demanda de petróleo hacia otro recurso limitado: el litio.

El mineral del siglo XXI

Las baterías de iones de litio son una parte fundamental en el accionar de los autos eléctricos. Asimismo, éstas han sido el principal obstáculo, por su costo y limitada autonomía. Con el paso del tiempo esto será cosa del pasado, ya que cada vez nos encontramos con baterías más eficientes, compactas y accesibles. De hecho, se estima que a fines de la década de 2020, la tecnología de las baterías será lo suficientemente barata para disparar la venta de coches eléctricos.

Así las cosas, el litio se está convirtiendo rápidamente en el mineral más buscado del mundo, rebautizado "petróleo blanco". De no existir otra tecnología que puede hacer frente a las de iones de litio, el planeta va a necesitar “montañas” de litio para satisfacer el mercado. Así como el oro lo fue en el siglo XIX y el petróleo en el siguiente, el litio es el recurso clave del nuevo siglo.

Según los cálculos de TOTAL, se necesitarán suficientes baterías como para alimentar 200 millones de teléfonos celulares. Esto significa que los fabricantes de baterías necesitarán 1,2 millones de toneladas de litio, seis veces más de la demanda actual. Y las empresas lo saben y actúan en consecuencia. Un claro ejemplo es Tesla que construyó una 'gigafábrica' en el desierto de Nevada , donde se producen miles de baterías cada año. En 2017, el mercado mundial de baterías fue de USD 5 mil millones, y podría llegar a USD 59 mil millones en un lustro.

El rol argentino

¿Y de dónde sacamos litio? Acá es donde entramos nosotros, ya que el litio tiene un ABC: Argentina, Bolivia y Chile acaparan el 75-85% de las reservas de litio en el mundo. Éstas se encuentran en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca) o el de Arizaro (Salta), por ejemplo. Toda la zona de la Puna (conocida como "el Triángulo del Litio") es rica en este mineral, lo que la hace un punto estratégico para empresas de todo el mundo, particularmente, de China.

El Gigante Asiático tiene reservas propias y su mercado eléctrico es muy poderoso, tanto que esas reservas son insuficientes. Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con reservas importantes en California y Nevada, por lo que su explotación se concentra en el ámbito local. Las reservas australianas también son notables, y el país océanico es el mayor productor del mundo junto a Chile, país de larga tradición minera (de cobre, fundamentalmente).

La necesidad de un desarrollo nacional

Es por eso que el desarrollo de una industria minera capaz de extraer las reservas nacionales de litio en el país es clave para la economía futura de Argentina. Durante la presidencia de Marcelo Alvear, bajo las órdenes de Enrique Mosconi, se creó la empresa YPF para defender el producto del suelo y la soberanía energética... ¿no sería hora de que el gobierno nacional actué en consecuencia y se cree una empresa de capitales nacionales capaz de unirse a empresas extranjeras para aprovechar la condición estretégica de nuestro país?

Las posibilidades que se abren para Argentina frente a esta realidad son infinitas. Deberíamos aprender de los errores del pasado para fortalecer nuestra posición, defender la soberanía sobre nuestro suelo y favorecer la economía.

 

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