dom 22 de diciembre de 2024

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Manejamos en Japón el Honda S660, una maravilla prohibida

El pequeño roadster solo está disponible para el país del sol naciente.

Manejamos en Japón el Honda S660, una maravilla prohibida

Como cada dos años, llegó el momento de viajar a la tierra del sol naciente con motivo de uno de los Salones más interesantes del mundo, el Tokio Motor Show, que se caracteriza no solo por mostrar al mundo los avances y futuros productos de la potentísima industria automotriz nipona, sino que también nos deja ver un poco de su peculiar, intrigante y encantadora cultura.

Sin embargo, en esta ocasión también hemos tenido oportunidad de conocer de cerca un vehículo perteneciente a la sorprendente categoría de los mini autos japoneses, mejor conocidos como Kei Cars. Adicionalmente no se trata de cualquier vehículo, estamos hablando nada menos que el Honda S660, un convertible biplaza de motor central.

No vamos a entrar en mucho detalle sobre los Kei Cars, sin embargo vale la pena señalar que es una categoría que nació luego de la segunda guerra mundial con la idea de reactivar la economía, por lo que el gobierno japonés creó reglas muy específicas en cuanto a dimensiones y potencia con el fin de mantener el costo lo más accesible posible. Evidentemente los beneficios fiscales también son sustanciales.

A lo largo del tiempo, las especificaciones de los Kei Cars han evolucionado, lo que ha permitido que se mantengan vigentes. En la actualidad no pueden tener motores con un desplazamiento superior a los 660 cc (en nuestras calles hay motos con un motor de ese tamaño y hasta mas grandes), la potencia está limitada a 64 CV y las dimensiones exteriores en cuanto a largo, ancho y alto también son muy limitadas. En las calles de Tokio, un Honda Fit o un Mazda2 se ven gigantescos al lado de estas mini cajas con ruedas.

Evidentemente, el Honda S660 no luce en absoluto similar al común denominador de su segmento, hereda el espíritu del S500, primer vehículo que fabricó Honda allá en 1963, un mini roadster que pertenecía a esta categoría. Asimismo, también es el sucesor del Beat Convertible, el último vehículo que aprobó Soichiro Honda personalmente a inicios de los noventa.

El Honda S660 emplea un minúsculo motor de 660 cc turbo que genera 63 CV y es capaz de subir hasta las 7.700 rpm y 104 Nm de torque. Se puede acoplar a una transmision manual de 6 velocidades o automática CVT. La gente de la marca amablemente nos preguntó qué configuración preferíamos y en virtud de que la prueba sería en las calles y rutas niponas, preferimos la CVT. Manejar del lado derecho ya nos parecía suficiente complicación como para arreglárnoslas con la caja en la mano izquierda.

¿Un deportivo con apenas 64 CV? sí es posible y de hecho la ejecución es brillante. El Honda S660 solo pesa 850 kilos, 20 menos si se opta por el manual. Es tan pequeño que parece de juguete, para entrar y salir hay que hacer verdaderos actos de contorsionismo. Para poner en contexto, el MX-5 que ya nos parecía pequeño es monstruoso al lado de este S660.

El techo se quita removiendo tres seguros, uno central y dos ubicados en los costados, hay que enrrollarlo y colocarlo en un compartimiento de las dimensiones exactas ubicado en la parte delantera. Esto quiere decir que si quitamos el techo perdemos toda capacidad para cargar lo que sea, de hecho mi mochila tuvo que viajar en manos de mi copiloto y guía japonés. 

La cabina es muy ajustada; volante, tablero de instrumentos, botonería y demás elementos son pequeñísimos, sin embargo la calidad de materiales es muy buena y la experiencia es excelente.

Al igual que sucede con el Mazda MX-5, el Honda S660 prueba que puede haber mucha diversión conduciendo a bajas velocidades, al tener el motor atrás se escucha el funcionamiento de la válvula de alivio, la dirección es rápida, precisa y nos informa de todo lo que sucede entre el asfalto y las ruedas. Se siente ágil, sobre todo con el botón sport activado y acelera mejor de lo que cabría esperar a sabiendas de que cuenta con solo 64 equinos. Ya en autopista circular a 110 km/h nos hace sentir como si estuviéramos al borde de romper la barrera del sonido, es tan directo que transmite toneladas de diversión sin demandar velocidades por encima de las permitidas.

Incluso cuando estamos detenidos en un semáforo, el motor tricilíndrico emite vibraciones arrítmicas que aportan para fortalecer esa experiencia de deportividad. El Honda S660 es en extremo simple, no hay complicaciones ni sofisticaciones innecesarias y en ello radica el secreto de su invisible grandeza.

Corre el rumor de que Honda se encuentra desarrollando una variante con mecánica de 1.0 litro que rondaría los 125 CV con el fin de comercializarlo en EE.UU., pero la realidad es que de momento no hay nada confirmado y como están las cosas la perspectiva es que jamás tengamos la oportunidad de manejarlo otra vez.

Sin embargo, resulta sumamente esperanzador ver que Honda esté empeñado en recuperar esa mística asociada con la deportividad que la caracterizara años atrás y que ciertamente fue perdiendo cuando se enfocó en lograr grandes volúmenes. Quizá el S660 no vaya a llegar nunca a nuestro mercado, pero el saber que la marca ha vuelto a preocuparse por entregar diversión, estilo y novedad incluso en el segmento más restringido de Japón, es una prueba de que la mentalidad al interior de la compañía está cambiando.

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