dom 22 de diciembre de 2024

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Autos clásicos

Clasicos: Citroën DS

Este auto parecía venido del futuro, por su diseño y por sus adelantos técnicos incluyendo las suspensiones hidroneumáticas.

Clasicos: Citroën DS

El Citroën DS, se presentó en el Salón parisino de 1955, como lógico reemplazo del veterano Traction Avant, que era de preguerra. Causó sensación de inmediato, sólo en los primeros 15 minutos de la muestra, se tomaron 743 pedidos concretos y al culminar el primer día del evento, se habían vendido nada menos que 12.000 unidades.

Sus líneas fueron esbozadas por el escultor italiano Flaminio Bertoni, quién con la estrecha colaboración de André Lefevre, experto en aerodinámica, crearon el auto más avanzado del mundo. Su silueta era extraída de un perfil alar, la forma aerodinámica más pura, con un borde de ataque en el frente y la cola con una caída progresiva. La carrocería no tenía prácticamente nervaduras, los cristales estaban casi al ras de la chapa, los paragolpes embutidos y las ruedas traseras carenadas.

Como elemento de seguridad, en la cola aparecen, por primera vez en la industria, los faros elevados, que mejoraban la visibilidad por parte de los autos que marchaban detrás. Pero la faceta estética era sólo una de las cualidades del DS, la técnica que en él se había volcado era increíble ofreciendo suspensión hidroneumática que permitía variar desde el interior el despeje de la carrocería, la caja semiautomática que eliminaba el uso del embrague, o los frenos a disco en las cuatro ruedas, algo que hasta el momento se lo había visto solamente, en los Jaguar tipo C de competición.

El DS también tenía un interior futurista, con un tablero muy poco convencional para la época. Entre los elementos destacados estaban el espejo retrovisor ubicado sobre el centro de la plancha debido a la caída pronunciada del techo, o su piso completamente plano y libre de molestos túneles, que otorgaba una comodidad única.

Mecánicamente, mantuvo las tipologías del Traction Avant, con motor delantero longitudinal, la caja delante del mismo y suspensión independiente en las cuatro ruedas. Las motorizaciones variaban en cuanto a su cilindrada, todas eran de 4 cilindros en línea, y se reconocían por la identificación del modelo. 19, 21, 23 o 25, que aludían a motores de 1.900 cc., 2.100 cc., 2.300 cc. y 2.500 cc. respectivamente.

En 1967 se presenta la segunda generación del DS. Allí Citroën vuelve a innovar, por ejemplo los faros eran direccionales, acompañando la trayectoria de las ruedas. En materia de mecánica, incorporaba el sistema de inyección electrónica Bosch en reemplazo del carburador, lo que incrementaba la potencia y mejoraba la respuesta en todo tipo de condiciones.

El DS superaba cómodamente a la competencia, no sólo en diseño, sino también en tecnología, e incluso a modelos mucho más costosos y exclusivos, por ejemplo Rolls-Royce utilizó bajo licencia el sistema de suspensión neumática patentado por Citroën.

Ya en 1974, al presentarse el CX, el DS comienza a cerrar su ciclo de vida, las últimas unidades, más precisamente 847, se vendieron durante 1975, paralelamente con el CX. De ésta manera, y tras 20 años de vida ininterrumpida, un total de 1.456.115 DS fueron vendidos en todo el mundo.

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