dom 22 de diciembre de 2024

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Test drive

Manejamos el Alfa Romeo 4C en Detroit

En exclusiva, nuestro primer contacto con el atractivo biplaza italiano.

Manejamos el Alfa Romeo 4C en Detroit

Alfa Romeo es una de esas marcas a las que la crisis la ha tratado muy mal. La filial del FIAT Group enfocada en vehículos premium ha vivido tiempos complicados que la han obligado a retrasar la renovación de algunos modelos, aniquilar otros y quedarse varios pasos atrás de la triada de titanes alemanes Audi, BMW y Porsche.

Sin embargo, como es bien sabido, en tiempos de desesperación es cuando nacen las mejores ideas y precisamente en el marco del Salón de Ginebra 2011 debutó como concept el vehículo que hoy nos ocupa, el Alfa Romeo 4C, cuya recepción fue tal, que la marca casi que se vió obligada a presentar dos años más tarde en el mismo Salón la versión de producción.,

La denominación 4C se debe a la tradición de que los vehículos de carreras o de calle de prestaciones muy deportivas eran llamados 8C y 6C debido a que equipaban potentes motores de ocho y seis cilindros respectivamente. Por tal motivo, y al emplear un motor de cuatro cilindros, este nuevo vehículo se denomina 4C.

Sorprendentemente, desde el concept, la propuesta mecánica anunciaba un 1.8 L con transmisión de doble embrague y un peso total de alrededor de 850 kilos, cifras se manejaron como las especificaciones posibles y que al final, permanecieron en el modelo de producción. El motor ubicado en posición central de 1.750 cc turbo eroga 237 CV y 349 Nm de torque se acopla a una transmisión DCT de doble embrague y siete velocidades, la tracción es enviada como buen deportivo al eje posterior.

Es importante señalar que la necesidad de cumplir con las regulaciones requeridas en EE.UU., Alfa tuvo que incorporar algunos elementos como las bolsas de aire laterales que incrementaron el peso hasta los 1.050 kilos (1.118 Kg. con fluidos), es decir, el modelo para Norteamérica es bastante más pesado que el de Europa.  De cualquier manera, es muy ligero, gracias a la utilización masiva de fibra de carbono y aluminio para el chasis.

Lo primero que notamos es que esos controvertidos faros que parecían ojos de algún insecto han desaparecido, en su lugar encontramos grupos ópticos de forma más convencional (gracias a dios). Ya en el interior nos topamos con un habitáculo bastante espartano, aunque los asientos deportivos forrados en cuero rojo son simplemente espectaculares. Podemos ver una gran cantidad de elementos en fibra de carbono y se destaca la consola central que no tiene palanca de cambios, en su lugar hay cuatro botones que nos permiten seleccionar Neutral “N”, Reversa “R”, Automático o Manual “A/M” y por último un número “1”, que con la emoción de empezar a manejarlo no pregunté para que servía, pero tampoco lo necesité.

Al inclinarnos sobre al tablero, encontramos un cluster de instrumentos que en realidad es un gran display a color que grafica en forma circular un tacómetro y en el centro nos informa de la velocidad, mientras que en los costados queda la información de temperatura y nivel de combustible.

El volante forrado en cuero y con la parte inferior achatada cuenta con unas paletas de cambio de buen tamaño, mientras que el estéreo parece que lo hubiésemos comprado aparte y los controles del aire acondicionado lucen muy similares a los que podríamos encontrar en el auto más básico de FIAT.

El Manejo

Ya bien acomodado en el asiento del conductor y luego de una breve explicación de cómo operar la transmisión, me dispongo a ingresar al pequeño circuito que la gente de Chyrsler armó para el evento What’s New 2015, en el que se podía manejar el nuevo Abarth Automático, el Viper y la Cherokee SRT.

Evidentemente coloqué el control DNA en modo Sport con la intención de experimentar todo el potencial del auto, la verdad es que el circuito era tan pequeño y trabado que ni siquiera era necesario cambiar a tercera. Aun con lo anterior pudimos conocer algo de lo que el 4C tiene para ofrecer, el motor tiene un sonido ronco y profundo sumamente atractivo, mientras nos acercamos a la zona roja del tacómetro y efectuamos los cambios se escucha una pequeña explosión que no hace más que acelerarnos el pulso.

Es un vehículo de sensaciones intensas, parece un karting, tremendamente ágil y bien plantado en el asfalto. No es que se sienta falto de potencia, de hecho es lo contrario, pero si deja claro que el chasis podría manejar bastante más poder, lo cual se traduce en mucha confianza.

Tampoco es un auto que se le pueda comparar con un Porsche Cayman, es mucho más parecido en concepto a un auto desarrollado por la empresa que fundó el mítico Colin Chapman, es decir un Lotus, concretamente el Exige.

Ciertamente me falta más contacto con el vehículo, en ruta y en un circuito en donde pueda exigirle un poco más, pero de lo que estoy seguro luego de este breve contacto es que el nuevo Alfa Romeo 4C es mucho más que una cara bonita.

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