La artesanía automotriz es parte de la tradición automovilística en Argentina, donde los grandes nombres de carroceros y motoristas se ganaron un lugar en la memoria colectiva fierrera. El problema con los autos artesanales es que no tenían permitido circular por la vía pública, factor que acaba de cambiar cuando hoy, por medio del Boletín Oficial, el Gobierno promulgó la “Ley de Autos Artesanales” aprobada por unanimidad el pasado 21 de mayo por el Senado y la Cámara de Diputados en el Congreso.
Esta ley tiene como objetivo promover la creación de “autos clásicos, modelos originales, automóviles restaurados, potenciados y prototipos” estableciendo las condiciones técnicas en las que se deben producir esos vehículos y los requerimientos para su patentamiento. O sea, que ya no es necesario ser una terminal automotriz para homologar y patentar vehículos, simplemente basta con estar registrado y cumplir los requisitos.
Para identificar a los autos fabricados artesanalmente o en baja serie se crearon cinco nuevas categorías: ARR1 (réplicas de autos originales), ARR2 (réplicas de proporciones similares) , AIO (Automotor Inédito y Original) , AR1 (Automotor Reformado) y AR2 (Automotor Restaurado).
Los ex diputados Paula Bertol y Eduardo Amadeo, autores de la ley, señalaron que adicionalmente “se le aplicarán estrictos criterios de calidad en la producción y manufactura aceptados por las buenas prácticas de la ingeniería y controlados por la Secretaría de Industria mediante el INTI. Además, esta ley genera puestos de trabajo calificados y divisas al país, respetando una de las mejores tradiciones del automovilismo argentino. Los grandes carroceros podrán desarrollar prototipos, réplicas y restauraciones, que podrán circular y ser exportados, reviviendo el éxito de nombres gloriosos como Pronello, Crespi, Berta, Salerno y Campos”.
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