Antoine Lavoisier, químico francés del SXVIII, demostró con su famosa ley de conservación de la materia que “nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”. Este postulado sirvió de basamento para entender la química moderna y es uno de los mayores dolores de cabeza de los ingenieros actuales, que ven en los vehículos una enorme cantidad de energía cinética desperdiciada. ZF y Levant Power se pusieron a trabajar en esto y llegaron a una ingeniosa solución para aprovechar mejor los amortiguadores.
El sistema consiste en una pequeña bomba de aceite que regula el flujo del líquido dentro del amortiguador, pudiendo con esto determinar la dureza de la compresión, tal como lo hacen los amortiguadores activos de algunos autos modernos. Pero en este caso, esta bomba de aceite viene con una bobina de cobre acoplada a su eje; cuando el amortiguador se comprime, el aceite hace girar la bomba en un sentido y cuando se descomprime, hacia el otro, generando así corriente eléctrica que puede ser aprovechada.
Lo queramos o no, todo indica que el propulsor del futuro para los vehículos es la electricidad. Sea mediante baterías de litio o a través de una pila de hidrógeno, este tipo de fuerza motriz ya está presentes en varios vehículos de producción y el número tiene una clara tendencia en aumento. Pero no todas son buenas noticias, en la mayoría de los países del mundo producir electricidad es tan caro como contaminante y los vehículos eléctricos aún no ofrecen una autonomía considerable como para reemplazar totalmente a los de combustión.
Las técnicas para conseguir que este tipo de vehículos sean cada vez más eficientes están a la vuelta de la esquina, ya lo podemos ver en los frenos y ahora en estos amortiguadores, que seguramente van a tentar a los usuarios de autos eléctricos a salir del plácido asfalto para experimentar un poco de off-road, con el pretexto de cargar las baterías, claro.
