Prueba Chevrolet Cruze TDi, musculo y eficiencia

Antecedentes

En Autocosmos.com ya probamos al nuevo Chevrolet Cruze con su motorización naftera (ver prueba) y destacamos que el 1.8 L es algo “perezoso” a bajas vueltas, básicamente por que su escueto torque de 176 Nm lo alcanza recién a los 3.800 giros. Ahora probamos la versión 2.0 TDi que ofrece solo 9 CV extra, pero ostenta un musculo de 320 Nm a 2.000 giros. Aquí las impresiones que dejó manejarlo en ciudad y ruta.

Diseño e Interior

Chevrolet era una marca con múltiples identidades desperdigadas por diferentes lugares del globo. Mientras en EE.UU. utilizaba un estilo propio, en Europa ofrecía los modelos de la ex Daewoo con el moño en el frente y en Argentina la gama Opel -marca alemana de GM- pero con el escudo norteamericano. Luego de la crisis financiera la marca comenzó un proceso de globalización en el que todos sus modelos tienen la misma personalidad ya sean producidos en Corea como el Cruze que aquí nos congrega.

Las señas personales son la parrilla en forma de escudo y una interesante colección de aristas como las que definen los cantos del capot. Mirándolo con suspicacia se puede encontrar en el cuarto posterior cierta familiaridad con la anterior generación del Serie 3; solo hay que imaginarse el triangulo plástico en color carrocería y voilá.

Puertas adentro el aire familiar se aprecia en el planteo simétrico del tablero (el volante podría ir perfectamente a la derecha) que según Chevrolet sigue el estilo de los viejos Corvette. Se agradece el tratamiento bitono de la plancha y los asientos en cuero claro son elegantes, aunque habrá que ser cuidadosos para mantenerlos en su color original. Los materiales de construcción son buenos, sin llegar a ofrecer el mejor tacto del segmento y se lucen los decorados que envuelven las salidas de aire y el domo de cambios.

Mecánica y comportamiento

El Cruze TDi tiene 9 CV más que el 1.8L y pesa 1.502 kg contra los 1.315 (+187) de la versión naftera, sin embargo tiene más velocidad final, idéntico 0 a 100 km/h y consume bastante menos. La clave está en la eficiencia diesel, common rail, turbo con 16 válvulas que resultan en los mencionados 320 Nm de fuerza. Para ser más claros, mientras la potencia se corresponde a cualquier 2.0L nafta, el torque es el mismo que el de un V6 de 3.5 litros.

En la práctica, cuesta sacarle todo el provecho en ciudad ya que debajo de 1.750 rpm casi no hay empuje y la acción del Cruze es letárgica. Por encima de ese momento es un bólido increíble capaz de humillar a varios GTi; la clave está entonces en prestar atención al cambio, bajas vueltas en avenidas, picante entre cuadras, llegando a colocar 1° en las bocacalles.

En ruta la historia es distinta, resulta un poco rumoroso, pero viaja tranquilo y basta con apretar el acelerador para despabilarlo y pasar cualquier camión en un instante.

Dinámicamente el compromiso entre confort y estabilidad está salomónicamente resuelto. Esto sumado al perfil medio de las cubiertas lo torna ágil y seguro en virajes, donde avisa con tiempo que va a perder agarre en los neumáticos delanteros para que el conductor sepa levantar el pie del acelerador. Los controles electrónicos de estabilidad (ESP) y de tracción hacen lo propio tras bambalinas para que el Cruze doble redondito.

Conclusiones

El Cruze es un buen sedán, con calidad destinada al mercado europeo, pero no hay que olvidarse que en le Viejo Continente compite por precio y esto se traduce una mayor presencia de elementos como plásticos duros en la cabina. Entre sus puntos más destacados están el diseño, tanto exterior como interior y el equipamiento.

Respecto a la elección entre el 1.8L nafta y el 2.0 TDi la respuesta es simple, el segundo es para los devoradores de kilómetros en ruta. Respecto de la competencia y los distintos niveles de equipamiento podés visitar el Catálogo de Autos Nuevos de Autocosmos.com y revisar la comparación con sus principales competidores haciendo click en los links que están debajo de esta nota.