Antecedentes
El modelo Cross Bones cuenta con historial relativamente corto ya que fue lanzada en el 2008 con el chasis denominado Softail el cual brinda atributos de comodidad y corte clásico. La “Bones” es un modelo muy personal de motocicleta que hace honor a la "vieja escuela" con un manubrio muy alto, posición baja de manejo, formas abultadas descansos para los pies, palanca de cambios con paso de velocidad en el talón y por supuesto los tonos cromados que destacan el color negro que domina al conjunto.
Características Técnicas y Mecánicas
La gama Harley Davidson no se anda con medias tintas y si su menor motor es un 883, la Cross Bones no podía ser algo sencillo, por ello acopla una máquina de 1584cc, que generan 74 hp de potencia y un par motor de 127 Nm.
Las capacidades dinámicas del chasis contrastan con el peso de la unidad que ronda en los 318 kilos (en seco) pero recordemos que la Cross Bones al igual que el resto del portafolio de la marca son unidades hechas para manejar grandes trayectos con comodidad y estabilidad.
Las suspensiones evocan a modelos antiguos, y en el caso de la Bones se utiliza una articulada de ángulo abierto al frente, mientras que en la parte trasera los resortes se encuentran ocultos para hacer honor a las motos de la marca que no cantaban con suspensión trasera hasta mediados del ´57.
Los neumáticos cuentan con una anchura amplia pero que no llega al límite de hacerla difícil de conducir en caminos accidentados o desniveles, pero si ofrece una mayor banda de rodamiento que da como resultado mayor estabilidad en el manejo y curveo incluso con terreno complicado. Todo lo anterior llega hasta nuestra mano y pie izquierdo gracias a las 6 velocidades de la caja de cambios.
El Manejo
Como siempre todo los números y especificaciones anteriores no son nada útiles hasta que tenemos la experiencia de manejo. La ruta planeada era de aproximadamente 700 km en un recorrido desde la Ciudad de México a las poblaciones de Zacapoaxtla y Cuetzalan, Puebla.
El viaje inicio temprano avanzando hacia el sol que apenas se asomaba y nos regalaba matices de sombras y reflejos sobre las montañas, por supuesto el frío que llegaba directo hasta los huesos no se dejó esperar al pasar por la zona boscosa. En esta parte del trayecto nos encontramos con largas rectas y curvas amplias que pueden tomarse a velocidad. En esos momentos el peso de la moto se convirtió en un punto a favor ya que la estabilidad nunca se perdió.
Posteriormente llegamos a las inmediaciones de Puebla y dejamos atrás la otrora "ciudad de los ángeles" entre rectas interminables que dejaban relajar nuestro manejo y disfrutar los paisajes. Minutos después llegamos a la parte "panorámica" comenzando en Zaragoza, Puebla un lugar tranquilo donde pasamos por un breve momento a estirar las piernas y aprovechar unas tomas para la Bones.
El viaje siguió por ruta nacional rumbo a la cascada Velo de Novia y la de Apulco en las inmediaciones de Zacapoaxtla, por caminos serpenteantes con mucho peralte, y por supuesto, dichos tramos tenían una calidad del pavimento mala.
Ese tipo de caminos sirvieron para poder realizar maniobras de corrección en velocidad constante, dejando sentir un control pleno de la moto en todo momento y de manera sencilla esto debido al bajo centro de gravedad que nos permite corregir manejando con "la cintura". Para poder acceder a la primera cascada nos encontramos con un pequeño tramo de terracería donde nuevamente el peso de la Cross Bones jugó de nuestro lado.
Posteriormente partimos hacia Zacapoaxtla, tierra rica en Historia Mexicana, solo basta mencionar la victoria del 5 de mayo de 1862 de los “Indios Zacapoaxtlas” sobre el mayor ejército de aquellas épocas, el francés. El centro del tranquilo poblado cuenta con una estatua que conmemora a dichos combatientes. En este lugar nos detuvimos brevemente para reconocer el lugar y tomar algo de líquidos ya que el calor en esos momentos era intenso.
Seguimos rumbo a Cuetzalan con un camino que combinó varios factores que tememos todos los motociclistas. Una carretera de curvas consecutivas de ángulos muy cerrados donde la altura de la Cross Bones hacía complicadas las maniobras.
Por si lo anterior no fuera suficiente, el camino parecía más un tramo lunar que una carretera, los hoyos habían sido tapados con tierra las cual salía con el paso de los vehículos, lo que causaba que el pavimento estuviera lleno de piedras. Para terminar de poner a prueba las capacidades de la moto (y propias) comenzó una ligera llovizna que mojó todo y convirtió a la ya de por sí complicada tierra en barro.
Faltaban alrededor de 5 kilómetros para llegar pero las curvas se acentuaron entre valles y casas construidas en las laderas y para culminar el momento de manejo la niebla bajó para brindarnos imágenes de “fantasmas” entre las nubes y montes, aunque extrañamente se sentía un clima caluroso.
Lo anterior también nos brindó una gran experiencia de manejo con un control pleno en todo momento para evitar los hoyos, sortear curvas cerradas y confiar plenamente en los frenos de la unidad que no perdieron sus características en ningún momento, destaca el freno trasero que cuenta con gran potencia y usándolo correctamente no se convierte en un peligro.
Por fin llegamos a un pintoresco Cuetzalan un lugar con denominación de “Pueblo Mágico” que mantiene su arquitectura y tradiciones, siendo un atractivo punto turístico. No fueron agradables sus calles estrechas con constantes desniveles para maniobrar con la moto ya que aquí el peso se convirtió en nuestro enemigo para circular en baja velocidad.
Ese momento complicado se olvidó al llegar al mercado de la plaza principal, lleno de colores y sabores que nos hace pensar con un pedazo de México congelado en el tiempo. Tacos, molotes, tamales y de más antojos fueron víctimas de nuestro apetito para luego saborear bebidas artesanales y un buen café de la localidad. Luego de descansar y conocer el lugar nuestro retorno inicio pero tomando la ruta libre donde dimos vuelo al acelerador tratando de ganarle al sol y poder llegar a la ciudad con luz todavía.
El poderío de las máquinas Harley Davidson se mostró en cada cambio de velocidad, con un empuje lento abajo pero que ganaba constancia en altas revoluciones y sin tener ningún tipo de problemas con la recuperación de velocidad en marchas elevadas. La maniobrabilidad sólo se vio forzada por la resistencia aerodinámica ya que la Cross Bones no cuenta con ningún tipo de protección para tal caso, convirtiendo al piloto un en “muro” en contra del viento. Esto no es tan malo realmente ya que se suma a la filosofía "ruda" de un buen motociclista Harley.
Un punto que si fue un problema para la moto es la autonomía de combustible, ya que su tanque de 18,9 litros se mostraba insuficiente para un motor sediento de gasolina. Sin lugar se le aplaude a la marca de Milwaukee que mantengan sus raíces de diseño y pasión pero también sería bueno que invirtieran en desarrollo en la eficiencia de sus motores lo cual sería bien recibido por la comunidad “harlera” al pasar más tiempo en la ruta que en la estación de servicio.
Conclusión
La Cross Bones es una de la motos más llamativas de la marca, más allá de su sonido, corte clásico, colores o adorno de calavera de estilo "EMO" (podría ser mejor), la Bones, emana individualidad y rudeza, una moto ideal para el viaje solitario pero complicada en espacios cortos por su amplio radio de giro.